La imagen de una mano extendida que invita a ser estrechada entre mariposas que revolotean alrededor convive con la de un cerro de cráneos coronado por una cruz azul acero. En este mural mexicano, alegría y dolor se intercalan como en la vida misma.
Este mural, sin embargo, es singular pues medirá dos kilómetros lineales, aspirante al récord Guinness, y ha sido pintado por los propios habitantes de algunas de las ciudades que se erigen a lo largo de la frontera noroccidental de México con Estados Unidos, partiendo de la mítica Tijuana, fronteriza con San Diego.
El lienzo escogido son los muchos y diversos tipos de bardas que separan a ambas naciones y que han sido escenario de esperanzas pero también de tragedias y que fue bautizado como "El mural de la hermandad".
"Es un proyecto que trata de vincular al arte con la sociedad, el tratar de hacer un mural artístico, social, en que la gente pueda llegar y plasmar lo que quiere, lo que tienen en mente, lo que se vive en la frontera", explica Enrique Chiu, creador y coordinador del proyecto.
Y efectivamente, el muro está impregnado del espíritu y el humor de unos 2 mil habitantes de la zona, que se volcaron desde diciembre del año pasado a vaciar sus espíritus en imágenes, frases o en la mera impresión de las palmas de sus manos en vibrantes colores.
Jóvenes, adultos y niños por igual han sido parte del proyecto. Los más profesionales usan pinceles o brochas especiales, mientras que los artistas urbanos prefieren los sprays y el estilo más audaz del grafitti.
Los menos hábiles para la pintura no se quedan con las ganas y escriben palabras como unión, igualdad, arte y libertad, tanto en español como en inglés.
El mensaje #NoWalls o #NoMuros es uno de los más repetidos en la obra, en momentos en que el polémico proyecto del presidente estadounidense Donald Trump de construir un muro a lo largo de la frontera sigue siendo un factor de tensión diplomática entre ambas naciones.
En la vecina localidad de Tecate, mientras una pequeña familia de padre, madre e hija pintan juntos, es posible ver a poca distancia una gran reja negra, reforzada por grandes rollos de alambre de púas, probablemente la última frontera hacia el país vecino que de solo mirarse resulta amenazante.
Con todo, el proyecto ha seguido creciendo debido al interés de otras ciudades fronterizas de contar con este espacio de arte.
"Me estuvieron hablando y comunicándose conmigo artistas y promotores, asociaciones, para hacer este proyecto en otras garitas de la frontera", agrega Chiu.
La barda en Tijuana, una de las fronteras más transitadas del mundo, empezó a ser construida en 1994 bajo el gobierno del demócrata Bill Clinton para combatir la migración ilegal y fue ampliada después de los atentados de 2001 en Estados Unidos.
La división se erige incluso en plena playa, en el Pacifico, y hay zonas donde a menos de dos metros se encuentran numerosas viviendas, construidas con materiales endebles como cartón y lámina y cuyos habitantes temen quedarse sin techo si Trump finalmente construye su polémico muro.
En cerca de una tercera parte de los más de 3 mil 200 kilómetros de la frontera se ha erigido algún tipo de barrera, además de que unos 21 mil agentes fronterizos vigilan la zona apoyados por drones y otras tecnologías de punta. Fuente: El Debate