Marzo 13, 2018 12:00 AM
"¿Quién mató a mi familia con tanta saña?": Encontró a su esposa e hijos apuñalados
Michoacán (El Universal) El 9 de diciembre de 2017, Marisela, de 28 años, y sus
hijos Christian y Alejandro, de dos y ocho, fueron apuñalados en su vivienda.
Jorge Alejandro, el padre de familia, los halló muertos cuando regresó de
trabajar, fue el primer sospechoso. Videos, documentos, pruebas periciales y
testimonios han ampliado las líneas de investigación de la Procuraduría General
de Justicia (PGJ).
La familia no tiene enemigos, entonces ¿quién o quiénes los mataron con tanta
saña? EL UNIVERSAL realizó la reconstrucción de los hechos y el seguimiento de
las investigaciones, la historia es ésta:
La noche del 8 de diciembre, la familia cenó en casa de los abuelos paternos,
en el Centro de Uruapan.
A la mañana siguiente, mientras Jorge Alejandro se arreglaba para ir al
trabajo, Christian comenzó a llorar porque quería irse con él. Marisela trataba
de consolarlo desde la cama, pero el niño insistía en no despegarse de su
papi, como le llamaba. Alejandro, el otro hijo, descansaba en su habitación.
Sentado al pie del altar de sus hijos y su esposa, Jorge Alejandro recuerda que
salió cerca de las 8:40 horas, después de persignarlos y acordar que pasaría
por ellos a la hora de la comida para ir al bautizo de su sobrino. Ésa fue la
última vez que vio a su familia con vida.
Explicó que salió de su casa, tomó el coche color arena y condujo cerca de 10
kilómetros desde su departamento ubicado en la periferia, hacia el Centro de la
ciudad, a donde acudió a entregar el Bora a su padre. Luego caminó unas cuadras
hasta un centro cambiario negocio familiar donde trabaja.
Junto con uno de sus compañeros, abrieron el local a las 9:10 horas, según se
aprecia en los videos de seguridad del establecimiento.
A las 12:00 horas, Jorge Alejandro pidió permiso para ir por su Sedán rojo al
mecánico. Regresó cerca de las 12:40, y 20 minutos después salió a hacer un
depósito bancario y aprovechó para a ir a escoger una bolsa de regalo que su
esposa le encargó para el bautizo.
Jorge Alejandro tomó una fotografía de la bolsa y se la envió a su esposa hasta
que llegó a su trabajo.
Envió el mensaje de WhattsApp a Marisela y como no recibió respuesta regresó a
la tienda y compró la colorida bolsa de 24x23 centímetros. Volvió a su trabajo
a las 14:00 horas para checar su salida y de ahí se fue a su casa, a donde
llegó a las 14:15, aproximadamente. Fue entonces cuando comenzó su infierno.
La escena del crimen
Jorge Alejandro estacionó su automóvil y subió las escaleras. Al llegar a su
departamento vio la puerta entreabierta, la empujó, y la primera imagen que
tuvo fue la de Christian sobre el regazo de Alejandro.
Estaban en el sillón blanco, como muchas veces los había visto, pero sus ropas
estaban manchadas de sangre y sobre sus cuellos se percibían heridas. Las
heridas mortales de Alejandrito aún supuraban espuma, describe el desconsolado
padre, con incontenible llanto.
¡Mary!, gritó Jorge Alejandro a su esposa, luego de abrazar a sus hijos. Al no
obtener respuesta giró la cabeza y observó la segunda imagen impactante:
Marisela estaba tendida sobre un charco de sangre. Enloquecido salió a pedir
ayuda.
El cuerpo de Marisela se encontraba tirado en el acceso a una de las
habitaciones. Alrededor se apreciaba uno de los sillones, un cojín, ropa de
ella y de los niños, algunos juguetes apilados, el control de la televisión y
un recipiente de suavizante.
Las blancas paredes, una prenda de vestir y un costado del sillón se tiñeron de
rojo, al parecer hubo un forcejeo o Marisela luchó. Recibió unas 33 puñaladas
en el tórax y una más en el cuello.
Los pequeños murieron abrazados, como si los últimos segundos de su vida
hubieran decidido pasarlos juntos o algo aterrador los obligó a abrazarse.
Alejandro sentado, su carita apagada. Una herida en el cuello era la más
vistosa. Encima de él, boca abajo, el menudo cuerpo de su hermano Christian,
con una perforación en la nuca y que lo abraza como para no soltarlo nunca.
Un berenjenal
La PGJE tuvo desde el principio como una de las piezas claves del triple
homicidio a Jorge Alejandro, esposo y padre de las víctimas. Vecinos, familia y
la mamá de Marisela aseguran que él no tuvo qué ver.
Sara Aguilar, madre de Marisela, asegura que Jorge Alejandro era un esposo
ejemplar, un buen padre y buena persona. Siempre la procuraba, le daba su
lugar, era muy amoroso y sus hijos eran su adoración; él sería incapaz de
hacerles daño, enfatiza.
En su defensa, Jorge Alejandro presentó a las autoridades, pruebas [videos,
documentos, fichas de depósito y testimonios] en los que comprueba que a la
hora del crimen [entre las 10 y 13 horas] no estuvo en su casa.
La procuraduría estatal también le sigue la pista a un hombre que, según los vecinos,
es un drogadicto que fue visto con sangre en su ropa mientras huía y después
intentó esconderse en la iglesia del fraccionamiento.
Otras dos líneas de investigación apuntan a un problema que la joven madre tuvo
con una mujer que le debía dinero y otra hacia un usuario de Facebook que la
llegó a persuadir para que le vendiera productos por catálogo.
Un supuesto amante virtual de Marisela con el que interactuaba en redes
sociales también es investigado, así como dos presuntos integrantes de un grupo
al servicio del crimen organizado. Hay al menos tres líneas más de las que poco
se sabe.
Uno más de los caminos que sigue la PGJE es el de un grupo de personas que una
noche antes merodeaba sobre la calle donde se perpetró el triple homicidio y
que se trasladaban en un par de vehículos.
En un video de seguridad se aprecia cómo un día antes del triple homicidio una
camioneta Kia, color blanca y cristales polarizados se estaciona a dos casas de
donde vivía la familia. Al mismo tiempo llega un vehículo sedán color negro del
que descienden dos personas.
A las 00:10:40 la camioneta Kia se echó en reversa; salió del cajón y se puso
al lado del sedán negro del que descendió una persona y la otra se arranca en
el vehículo. Segundos después, ambos automotores se van. La camioneta Kia fue
vista nuevamente cuando se estacionó cerca de las 09:00 horas del día del
multihomicidio. Según los registros, se retiró después de las 12:00 horas.
En un recorrido por el complejo habitacional, los vecinos aseguran no haber
visto quién o quiénes entraron al hogar de las víctimas ni haber escuchado
ruidos extraños. Sin embargo, les llamó la atención que el inquilino que
rentaba el departamento donde se estacionó la camioneta Kia se empezó a mudar
dos días después del triple homicidio y no se supo más de él.
Publicado por:NOTICIAS DE ÚLTIMA HORA
Admin
Marzo 13, 2018 12:00 AM
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