Los intendentes del Conurbano, el populoso suburbio de la provincia de Buenos Aires, los llaman los "pobres-covid". Son personas que hasta hace poco podían pagar renta, impuestos y pensar en vacaciones y hoy se acercan a las municipalidades, comedores y merenderos a pedir comida con vergüenza.
Jamás dependieron de un plan social, no saben cómo tramitarlo y tampoco imaginaron que podrían llegar a necesitarlo. Peluqueros, masajistas, mozos, cocineros, remiseros, recepcionistas y mucamas de hotel, empleados de comercio, instructores de gimnasios, bartenders y hasta DJs, entre tantos oficios hoy paralizados. Muchos representan ese ideal de la Argentina de trabajo, gente honesta y emprendedora que paga impuestos y colabora para que se pueda sostener el Estado.
Algunos ya habían perdido sus trabajos antes de la cuarentena por la recesión y con el aislamiento preventivo obligatorio perdieron toda posibilidad de reincorporarse a esos sectores que permanecerán cerrados tal vez hasta octubre, de acuerdo a las proyecciones del ministro de Industria, Matías Kulfas. El temor en los Municipios es que, si la cuarentena se extiende demasiado, estas personas que hoy no poseen ingresos y están haciendo uso de sus ahorros para amortiguar la caída, pasen a formar parte de la pobreza estructural.
El temor en los Municipios es que, si la cuarentena se extiende demasiado, estos pobres-covid que hoy no poseen ingresos y están haciendo uso de sus ahorros para amortiguar la caída, pasen a formar parte de la pobreza estructural.
Así lo anticipó el director del Observatorio de la Deuda Social de la UCA, Agustín Salvia, en una entrevista con LPO dos meses atrás. La serie histórica muestra que con cada crisis económica, la pobreza estructural se incrementó. Y la pandemia agarró al país con la pobreza subiendo, 2 años consecutivos de caída en el PBI, desempleo rozando los dos dígitos y en crisis de deuda.
Rápidamente se perdieron 45 mil puestos de trabajo formal, al mes se duplicaron y más de 300 mil personas tuvieron suspensiones o reducciones salariales. Esto les pegó debajo de la línea de flotación a miles de familias, que a la vez deben hacer frente a más de 15% de aumento de los precios de los alimentos en los primeros cuatro meses del año.
Los datos del Observatorio de la Deuda Social muestran que de un 10% de pobreza estructural en la década del 80, con cada década y con cada crisis, las cifras se elevan en promedio un 5%. En consecuencia, luego de la hiperinflación y la reforma del Estado, la pobreza por ingresos volvió a los niveles previos, pero la pobreza estructural se elevó al 15% y luego del 2001 a más del 20% y ahora, se corre el riesgo de que la conjunción de crisis macroeconómica más cuarentena, genere otro salto en la cantidad de personas que no se reinserten laboralmente con el agravante en la brecha de posibilidades de inserción también para sus hijos. Cada crisis deja un daño intergeneracional.
"Lo que necesita esta gente es poder volver a trabajar, no son pobres estructurales, sino circunstanciales, son trabajadores formales o cuasi formales, eran el público de Macri hasta que lo dejaron de apoyar por la situación económica y también el público de Massa, más que el del kirchnerismo. Durán Barba los llamaba pobres aspiracionales' porque buscan diferenciarse con el esfuerzo propio y han venido rechazando los programas sociales porque consideran indigno y estigmatizante caer en el grupo de los "planeros". La cuarentena los dejó en jaque, tal vez muchos de ellos no están tan preocupados por la caída actual de sus ingresos, pero ciertamente están preocupados por sus ingresos futuros", explicó Salvia a LPO.
En el Observatorio de la Deuda Social, hicieron su propia encuesta en el AMBA durante la cuarentena. "Todavía no tenemos los resultados definitivos, pero sabemos que aproximadamente un cuarto de los trabajadores pudo seguir con sus labores porque son actividades esenciales, otro cuarto pudo seguir trabajando total o parcialmente con una modalidad de teletrabajo y al menos un 40% restante perdió su trabajo o fue suspendido", detalló Salvia.
Es gente que necesita volver a trabajar, no son pobres estructurales, sino circunstanciales. Eran el público de Macri y también el de Massa. Gente que rechazaba los programas sociales porque consideran estigmatizante caer en el grupo de los "planeros".
"Si tenemos en cuenta que el cuentapropismo en el Conurbano representa aproximadamente el 30% de la población económicamente activa, que algo menos de la mitad de ellos ya eran pobres y hay un grupo reducido a los que les va bien'. Estos pobres circunstanciales son el 10% del medio, al menos 500 mil trabajadores, desde el que tenía su kiosco de barrio, o manejaba un remise hasta que vivía de su oficio como tapiceros o carpinteros o peluqueros o los que se dedicaban a la reparación de PCs. Son personas que consiguieron su inserción con el modelo de los últimos 20 años, la capacitación para el autoempleo porque no hay suficiente empleo en las empresas", agregó.
"Para ellos la cuarentena ya se hizo extremadamente larga porque están totalmente parados, se están quedando sin resto y la vuelta a la actividad no va a ser al nivel anterior, sino más abajo: porque las empresas perdieron capital de trabajo en este período y los cuentapropistas perdieron clientes; y va a haber una fuerte caída en la demanda porque la situación previa ya era de estanflación y no hay elementos para una recuperación rápida", concluyó.
La Política Online / Por Marcia Dell'Oca (Buenos Aires)
Publicado por:NOTICIAS DE YUCATÁN
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