María Valentina de los Ángeles tomó los hábitos poco después de terminar el colegio. La religiosa católica quería dedicarse en cuerpo y alma al servicio de Dios, pero luego descubrió que también podía atraer a los jóvenes con su talento para el rap.
Ahora a los 29 años, de los que ha dedicado 11 al servicio religioso, cantará en ese ritmo una parte del himno nacional de Colombia durante la bienvenida del jueves al papa Francisco en el parque Simón Bolivar, en el centro de Bogotá, donde el pontífice celebrará la primera misa de su visita de cuatro días al país.
Desde hace dos semanas la monja practica el himno con un grupo de religiosos y músicos que formarán parte de la actividad.
Colombia te recibe con los brazos abiertos, a una sola voz te decimos muy contentos, bendito sea Dios que en su sabiduría te ha traído a nuestras tierras para ser su guía, tatareó el miércoles mientras aguardaba la llegada de Francisco.
Me pidieron que hiciera un verso de cuatro líneas donde hablara de la llegada a Colombia del Santo Padre. Duramos un tiempo largo en grabarla, ensayarla e hicimos un video y participamos en un concurso que realizó la Conferencia Episcopal (Colombiana)... y lo ganamos, relató la religiosa a The Associated Press.
El Santo Padre también escuchará en su bienvenida ritmos afroamericanos y urbanos. Un grupo de chicos rescatados de las calles y rehabilitados tras padecer adicción a las drogas o incursionar en la delincuencia le cantará a su llegada géneros callejeros y folclóricos.
María Valentina, hija de una mujer que ayuda a gente necesitada y un empleado bancario, brinda sus servicios religiosos en la comunidad de las Hermanas Comunicadoras Eucarísticas del Padre Celestial en la ciudad de Cali, en el sureste del país. Tiene una hermana, Daniela, que también es religiosa.
El año pasado se lanzó de lleno a su faceta artística al participar en un programa de la televisión colombiana llamado A otro nivel y produjo su primer disco como solista Dime, dime. Actualmente integra el grupo Músicos Católicos Unidos.
Me siento muy alegre y también muy indigna porque son regalos del cielo que no merecemos, pero en su momento los aprovecharé al máximo y lo saludaré si se da la oportunidad, dijo la monja cuya familia ha recibido estos días cartas de feligreses de su comunidad para que se les hagan llegar al papa. Si tengo la oportunidad, le diré que nos dé una bendición.