En Gran Bretaña, una enfermera perdió ambas piernas y un brazo después de que una simple tos se convirtió en sepsis, complicación que ocurre cuando una respuesta inmunitaria es desbalanceada ante una infección. Su esposo la encontró ahorcada luego de enfrentar la enfermedad.
Las implicaciones de su padecimiento "desafiaron su deseo de vivir", de acuerdo con una investigación británica que se reveló tras la muerte de la mujer.
Jayne Carpenter era una entusiasta viajera de 53 años que perdió su independencia "de la noche a la mañana", pues se quedó con una sola extremidad al desarrollar sepsis hace cinco años.
En 2016, presentó complicaciones por una simple tos y decidió acudir al médico. En el hospital, le diagnosticaron neumonía y sepsis y pasó dos meses en coma.
La enfermera perdió las dos piernas, el brazo izquierdo justo debajo del codo y cuatro dedos de la mano derecha. Aunque su pulgar estaba siendo invadido por tejido necrótico, los doctores se empeñaron en salvar ese dedo restante, pues hacía una gran diferencia entre la dependencia total y cierta autonomía.
Jayne se comprometió a luchar con valentía y recaudó fondos para una cirugía pionera de extremidades, misma que no está disponible en Gran Bretaña. La mujer recaudó más de 20 mil libras esterlinas de su objetivo de 265 mil; tras el padecimiento, dijo que "no tenía calidad de vida, sino que la soportaba".
Su esposo Rob, de 56 años, recibió una llamada de Jayne pidiendo que recogiera a su perro y cuando llegó a la casa en Merthyr Tydfil, Gales del Sur, a las 16:30 horas, encontró a la mujer ahorcada, de acuerdo con la investigación de las autoridades.
Jayne fue definida como "una persona asombrosa" por su marido Robert. "La estrella más brillante de mi cielo se quemó".
Además, declaró para la investigación que ella era "una persona feliz, alegre y sociable" que tenía una pasión por "viajar alrededor del mundo" cuando se conocieron. Después de sus amputaciones, Carpenter dijo que su esposa "puso todo su esfuerzo en recuperar su vida" y ella "los asombró como familia".
Relató que la enfermera se dedicó a concientizar sobre la sepsis y que sus experiencias se utilizaron para "ayudar a la educación de los estudiantes de medicina". Sin embargo, en noviembre de 2019, notó "un declive repentino" en la salud mental de Jaynes y ella comenzó a beber más alcohol.
La investigación reveló que la mujer sufrió sobredosis en dos ocasiones veces, y las restricciones de la pandemia de coronavirus le impidieron disfrutar de las cosas que eran importantes para ella.
El día de su muerte, en diciembre de 2020, las pruebas mostraron que había bebido "una gran cantidad de alcohol", pero la policía no encontró una nota o prueba que indicara su intención de quitarse la vida.
La asistente forense de South Wales Central, la doctora Sarah-Jane Richards, dijo que "sin duda, la pérdida de sus extremidades provocó un daño que cambió la vida de la mujer, anteriormente sana y activa. Su muerte fue "en el contexto de eventos traumáticos que desafiaron su deseo de vivir".
Publicado por:NOTICIAS DE YUCATÁN
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