Febrero 19, 2018 07:00 PM
En Clínica de EE.UU. los millonarios 'desconectan' a sus hijos adictos a los celulares e internet
Aunque uno de los principales inconvenientes del último
iPhone X puede ser su precio -salió a la venta como el más costoso de la
historia de Apple por US$1.000-, en Estados Unidos ya hay quien paga lo
equivalente a 40 iPhones nuevos para conseguir mantener a sus hijos lejos del
teléfono.
En los últimos cinco años, a medida que se amplió el uso
de teléfonos móviles con acceso a internet, surgieron decenas de clínicas de
rehabilitación en las inmediaciones de megaempresas como Facebook, Twitter,
Apple y Google en Silicon Valley.
Las mismas ofrecen tratamientos específicos para jóvenes
que pasan hasta 20 horas diarias con la vista en su
celular.
Es el caso de Paradigm, una mansión cercada por jardines
y cámaras de seguridad en el punto más alto de una colina, a unos 30 km de San
Francisco.
La clínica acoge a niños y adolescentes, de entre 12 y 18
años, internados por los padres para dejar la adicción por internet.
Oficialmente, la clínica está situada en una ciudad
vecina de San Francisco, llamada San Rafael.
Sin placas de identificación y solo accesible en coche,
Paradigm hospeda solo a ocho jóvenes simultáneamente, en internamientos
forzosas que duran una media de 45 días,
pudiendo llegar hasta los 60 dependiendo del grado de dependencia y factores
asociados como la depresión, la ansiedad y la agresividad.
La tarifa impresiona tanto como los lujosos salones y la
bañera de hidromasaje con vistas a la bahía: US$1.633 por noche.
Dentro de la mansión, los teléfonos móviles, computadoras portátiles
y tabletas están prohibidos.
El acceso a las computadoras, por su parte, está limitado
a las aulas de refuerzo escolar, en las cuales el acceso a las redes sociales,
aplicaciones de mensajería instantánea y pornografía está bloqueado. Y su uso
es monitoreado de cerca por profesores y psicólogos.
Con horarios fijados para levantarse, estudiar, comer y
participar en una batería de terapias colectivas e individuales, la promesa de la clínica es
"reprogramar" a los jóvenes para que puedan
reconstruir su relación con la tecnología y reaproximarse a sus familiares,
estudios, amigos y tareas "offline".
"Nosotros los desconectamos. Esa es la regla",
resume Danielle Kovac, directora de la clínica.
"Yo diría que es un período de ajuste para los
niños. Lo mejor es escuchar a muchos diciendo al final del tratamiento:
'Gracias, al no permitir que siguiese con mi teléfono o en redes sociales en
una computadora, fui capaz de concentrarme realmente en mí".
Países como Australia, China, Italia y Japón, sin
embargo, reconocen oficialmente el problema. Y en Corea del Sur la
dependencia de internet fue clasificada como "problema de salud
pública" y es tratada en hospitales públicos.
Para los directores de Paradigm, internet puede agravar
trastornos de humor y salud mental, y sirve como un "refugio seguro y
anónimo" que aleja a los jóvenes de sus relaciones con el mundo real en un
ciclo vicioso.
"Muchas veces, vemos familias contando que ni
siquiera comen con sus hijos porque estos están en Snapchat", dice la
directora de la clínica, citando a jóvenes que pasan hasta 20 horas diarias en
redes sociales.
Para Kovac, el diagnóstico de dependencia de internet
repite el patrón de otras adicciones.
"(Es) cuando comienza a afectar a otras áreas de la
vida, como su vida social o la escuela. Muchas veces, las notas bajan porque
los niños están en Facebook o en Instagram durante toda la noche, y luego no
pueden levantarse para ir al colegio ni enfocarse en los trabajos
escolares", afirma.
Síntomas y controversias
La adicción a internet no es una enfermedad oficialmente reconocida en
Estados Unidos.
Psicólogos y psiquiatras estadounidenses están divididos:
para algunos la adicción sería más bien un síntoma de otros síndromes, como
paranoia y depresión, y no la causa de los mismos. Para otros, seguiría
características idénticas a las de otras dependencias ya conocidas, como el
alcohol y las drogas.
La directora cuenta que una parte de los pacientes
llega a la clínica después de abandonar la escuela.
Comportamientos como la ira cuando la señal de internet
se interrumpe, mentir o esconder el uso de las redes sociales y el asilamiento
y distancia de la familia, según Paradigm, también son señales de alerta.
"Es muy importante que los padres sean capaces de
determinar parámetros. Tal vez cortar el acceso a computadoras, iPads o
teléfonos antes de la hora de dormir, o en las comidas o durante la
escuela", dice Kovac, que defiende el internamiento como mejor tratamiento
se los intentos de los padres fallan.
Lujo
Las habitaciones en la clínica son amplias y
extremadamente lujosas, reproduciendo las características encontradas en las
propias casas de la mayoría de los jóvenes internados.
En uno de los cuartos, alrededor de una chimenea, hay
tres camas grandes cercadas por ventanales desde los que se puede ver el mar.
La clínica también ofrece actividades para expacientes y para familiares,
"reforzando lazos" y la continuidad del tratamiento.
En relación al proceso terapéutico, no se consiguió
conversar con ningún paciente para este reportaje. Durante la visita a la
clínica, una joven acababa de ser internada, lo que pudo ser percibido por los
gritos y llantos que se oían por la mansión.
Al mismo tiempo, un chico de 17 años tocaba el piano y un
pequeño grupo estaba reunido en uno de los balcones para tomar el café de la
mañana.
"Hay un nivel de incomodidad al inicio, como
ocurriría en cualquier situación nueva, pero usamos eso como información para
poder ayudarlos: 'Por qué no me dices por qué eso te incomoda?' Usamos esas
respuestas como información terapéutica", dice Kovac, preguntada sobre las
señales de abstinencia de internet durante el tratamiento.
La directora dice que el internamiento funciona como un botón de
"reset" (o reinicio, reconfiguración) en las
mentes de los pacientes.
"Después de desconectarse, ¿van a volver a Facebook,
Instagram, Twitter o lo que sea de nuevo? Bueno, probablemente" -dice
Kovac- "pero nuestra expectativa es que se desconecten el tiempo
suficiente para que, cuando vuelvan a casa, estén listos para establecer
límites para sí mismos, y para sus familias también".
Un día en la rehabilitación
La directora de la clínica cuenta que la reacción de los
jóvenes al quedarse sin sus celulares puede sorprender.
"Algunos padres dicen que sus hijos van a gritar
cuando se les retire sus teléfonos. Pero, en muchos casos, es una sorpresa
agradable. Ellos dicen: 'Ok'. Muchas veces los padres
quieren cambios, pero también los quieren los hijos",
asegura Kovac.
"En estos casos ellos están listos para decir 'Ok,
es extraño, raro para mí, pero le voy a dejar mi teléfono a mi madre y tal vez
lo recupere de nuevo cuando salga".
Durante el tratamiento, los jóvenes siguen una rutina
que combina bienestar y mucho trabajo.
El día en la clínica comienza a las 7:00, cuando todos se
despiertan para tomar el café de la mañana reunidos. "Eso ya puede ser un
poco diferente a lo que estos jóvenes están acostumbrados en casa", cuenta
la directora.
"Si hay medicación (prescrita por los médicos
particulares de los pacientes), se las damos en este horario", continúa
Kovac. "Comenzamos el día de manera positiva, tomando un buen y balanceado
desayuno, y después hacemos un trabajo en grupo, de apoyo mutuo, conducido por
nuestro equipo".
Los jóvenes también toman clases de refuerzo
escolar ("las escuelas pueden mandar los contenidos que quieren
trabajar, para que puedan continuar estudiando mientras están aquí"),
después comen y se dividen en diferentes grupos de trabajo.
"Pueden trabajar habilidades de enfrentamiento de
problemas, colaboración, comunicación, límites o terapia artística y musical.
También hay actividades recreativas, que pueden ser gimnasia, escalada, ir a la
playa... hacer que la sangre circule y tomar un poco de sol", dice la
directora.
La cena es el momento para una discusión en grupo sobre
el día, metas personales y expectativas para la mañana siguiente.
"Después pasamos a actividades nocturnas más
relacionadas con la relajación, como pueden ser yoga, acupuntura, meditación. A
veces vemos documentales".
Para la directora, empresas como Facebook, Twitter y
Snapchat "saben lo que están haciendo para que, no solo los niños,
sino todo el mundo, se enganchen a ciertas cosas, con ciertos algoritmos para
ciertos propósitos".
Ella pide más atención a los CEOs: "No tengo una
respuesta de cómo lo pueden hacer, pero es necesario atender a lo que está
pasando con la sociedad en general. Las personas están demasiado conectadas a
sus teléfonos y a internet". (BBC Mundo).
Publicado por:NOTICIAS DE ÚLTIMA HORA
Admin
Febrero 19, 2018 07:00 PM
SALUD