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Mayo 15, 2025 04:00 PM
El maestro que enseñó a volar sin capa, lejos de las aulas y arriba de un ring

El maestro que enseñó a volar sin capa, lejos de las aulas y arriba de un ring

Este Día del Maestro no se celebra sólo en las aulas. También se honra en los encordados, en los gimnasios, en los rincones silenciosos donde los futuros ídolos caen una y otra vez hasta que aprenden a levantarse con dignidad. 

Ahí, Tony Salazar ha sido mucho más que un entrenador. Ha sido guía, bastón, espejo y, para muchos, un segundo padre.

Tony Salazar es de los segundos. No necesitó máscara ni pirotecnia para convertirse en leyenda. Su legado no está colgado en un cinturón, está tatuado en la piel y el alma de decenas de luchadores que, antes de ser estrellas, fueron alumnos, fueron hijos adoptivos de El Chacal de Tlatilco.

“Lo primero que tienes que enseñarle a un alumno es la disciplina. Si no tiene disciplina, no tiene nada. En segundo lugar, su asistencia al gimnasio y en tercer lugar, que realmente le guste la lucha libre… de lo contrario, no va a aprender jamás”, dice Salazar, sin rodeos, como es él.

Y lo dice con la experiencia de quien ha visto llegar a muchos con ilusiones prestadas o por mandato de sus padres, pero sin vocación, sin hambre de lona, sin fuego en la mirada.

“Hay muchos que vienen porque sus papás no pudieron ser luchadores, pero aquí, si no traen pasión, no tienen futuro. Esto no es un juego. Aquí se viene a entregarse o no se viene”.

Todos tienen un pedacito de su corazón

Tony ha formado a más de 20 luchadores activos en el CMLL, pero cuando habla de ellos no da una lista: da pedacitos de su corazón.

Formó a su propio hijo, Magnus, pero también moldeó a luchadores como El Coyote o el mismísimo Místico, a quien la vida le dio dos maestros: uno de sangre, el Dr. Karonte, y otro de alma, su tío Tony.

“Una vez corrí a Magnus de clase. Le dije: ‘Si no te gusta cómo enseño, vete, pero si quieres ser un buen luchador, te quedas y acatas. Aquí se viene a luchar, pero sobre todo, a aprender’”.

Una profesión ingrata

Tony no enseñó sólo llaves ni vuelos. Enseñó respeto, disciplina y amor por un deporte que, en sus palabras, “debes tener tatuado en el corazón”.

Su dureza en el entrenamiento nunca fue crueldad, fue carácter. Porque formar a un luchador, decía, "no es llenarlo de trucos, sino vaciarlo de miedo".

“Esta profesión es ingrata. Batallas con ellos desde el principio, como si llegaras con un bebé al mundo. Los formas, los ves crecer… y cuando llegan a ser estrellas, se olvidan del maestro. Dicen que llegaron por ellos mismos”.

Místico, el hijo volador

Habla de Místico con ternura, como quien ve a un hijo volar alto y reconoce el peso de haberle dado alas.

“Pero hay unos pocos, como Místico, que nunca lo han hecho. Él siempre ha dicho que yo fui fundamental. Y eso… eso no tiene precio”.

Quizá muchos no recuerden su paso como campeón nacional semicompleto, pero cientos llevan su esencia en cada caída, en cada mirada al público, en cada gesto de honor. Eso también es ser maestro: trascender sin pedirlo, sembrar sin esperar cosecha.

“Cada que debuta un alumno, me veo en él. Tienen mi escuela, mis movimientos. Y la gente lo nota. Dicen: ‘ese trae el sello de Tony Salazar’. ¿Cómo no voy a sentirme realizado?”.

En un país donde el título de “maestro” muchas veces se regala sin merecimiento, Tony Salazar lo lleva con orgullo y con verdad. Porque mientras otros enseñan a leer, él enseñó a resistir. Mientras otros enseñan a sumar, él enseñó a soñar.

“Y sí, me voy a morir soñando. Soñando que pierdo el avión rumbo a una función. Soñando que todavía voy a luchar. Soñando lucha libre, como siempre”.

Feliz día, maestro Tony. Gracias por enseñarnos que en la lucha, como en la vida, lo importante no es caer… sino tener a alguien que te enseñe cómo levantarte

Publicado por:NOTICIAS DE YUCATÁN

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Admin Mayo 15, 2025 04:00 PM DEPORTES

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