Regreso a Ítaca es un reportaje multimedia que recoge seis historias de personas que han vuelto a la fe católica después de varias décadas sin práctica religiosa.
María Villarino, coordinadora del proyecto, explicó que el nombre del documental se basa en la isla del mar Jónico, que es símbolo del viaje del que vuelve a casa, el regreso de Ulises contado por Homero en La Odisea.
El reportaje recoge las palabras del Papa Francisco en las que recuerda que Dios es un Padre que me ama y espera mi regreso. El Pontífice acerca la imagen de la Iglesia como madre y hogar, no como una institución fría y burocrática, afirmó Villarino.
Regreso a Ítaca cuenta la historia de Rosa, África, José, Ángel, María y Manuel, cómo todos abandonaron la fe y por qué, tras un momento clave en sus vidas, se reencontraron con Dios y decidieron volver a la Iglesia.
Rosa explica que ella hacía todo por cumplir, por quedar bien; se sentía obligada a practicar el cristianismo, hasta que mediante una amiga volvió poco a poco a la fe. Un día descorrió las cortinas de mi vida y entró la luz del sol, expresó.
Dios me mide por lo que amo, no por lo que hago mal; sé que si caigo tengo una red, y no pasa nada, asegura Rosa.
José perdió a su madre a los 15 años, un duro golpe que transformó en odio a la Iglesia y a Dios. Después de una crisis laboral, su hija de ocho años le trajo una estampa de San Josemaría para que le rezara para encontrar trabajo.
Poco a poco, según afirma, su odio fue cediendo y se transformó en indiferencia, hasta que volvió radicalmente a la fe. Ahora veo que mi proceso interior es un milagro, precisa.
Según Villarino, aunque hoy muchas personas se declaran agnósticas, otras vuelven a la Iglesia después de muchos años. De repente, algo cambia en sus vidas. Son historias muy intensas, a partir de vivencias fuertes o sucesos más corrientes´, pero que suponen un punto de giro en la existencia. Nos parecía interesante contar esos procesos. Crear un espacio que fuese altavoz de esas historias.
La coordinadora del proyecto asegura que quizá lo más difícil ha sido encontrar las personas adecuadas. No es sencillo abrirse así delante de una cámara. El mérito de este trabajo lo tienen sobre todo los protagonistas que han contado su historia de una forma tan desinteresada.
Después de cada entrevista había un silencio denso, de respeto al final hemos vivido momentos privilegiados, porque hay mucho contenido que se ha quedado en el tintero para no hacer un producto demasiado largo, aseguró Villarino.