Esta mal destruye a quienes la padecen, ya que a la larga deja graves afectaciones a la salud, también va destruyendo poco a poco a las familias, pilares de la sociedad y a la sociedad la vuelve muy poco funcional.
Es por esta razón, que esta problemática se convierte de competencia de las autoridades municipales en este caso las que encabeza Alberto Padrón Romero quién debería emprender acciones para combatir lo aquí señalado, ya que desde que se inició su administración los índices de alcoholismo han ido en aumento.
Es necesario que él, en su calidad de autoridad municipal rompa con ese círculo vicioso que va pasando de generación en generación.
No debe olvidar que la educación, la cultura y deporte son la mejor medicina para combatir este "vicio" pero lo malo es que el actual alcalde jamás ha emprendido acción alguna en ninguno de esos rubros.
Mientras, la sociedad es la que paga los platos rotos de la desidia de este alcalde, que de acuerdo a la opinión de pobladores locales -en mala hora llego al poder y ni se le ocurra pensar en una reelección- sentencian los quejosos.