Los condenados a muerte en Singapur posan para una última fotografía que será el recuerdo que tengan de ellos sus familias, tal es el caso de Nazeri Lajim. Él sonríe vestido con una camiseta estampada mientras hace la V de la victoria. Esta foto, tomada en vísperas de su ejecución es la última que tendrás sus seres queridos de él.
Nazeri Lajim, fue ejecutado el año pasado, a los 64 años, por narcotráfico. En esta ciudad Estado, desde la década de 1990 los condenados pueden sacarse una foto antes de ser ahorcados. “Cuando veo la foto, veo a un hombre saludable, un hombre apuesto”, afirmó su hermana, Nazira Lajim Hertslet, a la AFP, expresando que se sintió muy conmocionada por su ejecución.
LA PENA DE MUERTE EN SINGAPUR
En Singapur, la pena de muerte está contemplada como castigo para muchos crímenes, incluyendo el homicidio y algunos tipos de secuestro. También puede ser aplicada en casos de narcotráfico. Desde que el gobierno retomó las ejecuciones, suspendidas por dos años durante la pandemia, 13 personas han sido ahorcadas.
Esta última fotografía de los condenados a muerte en Singapur es voluntaria y proyecta una imagen sombría de los últimos días de una persona que sabe que va a ser ejecutada. El Servicio de Prisiones de esa región señala que este programa “permite a las familias tener una fotografía reciente de su familiar”. Pero, para los parientes, estas fotos generan ambivalencia.
“Es bastante cruel hacer esto, tomar fotos de los últimos días”, afirmó Nazira Lajim Hertslet que señaló el horror que deben sentir los condenados que saben que esta es su última imagen con vida. “Pero, al menos tenemos esta última foto para recordarlo”, dijo. Su hermano fue ahorcado el año pasado por traficar 33 gramos de heroína.
Existe poca información sobre los condenados que esperan a ser ejecutados en Singapur. La asociación Transformative Justice Collective (TJC), que apoya a familiares de presos en el corredor de la muerte y lucha por su abolición, estima que hay 53 presos esperando ser ejecutados y que la mayoría tiene condenas por narcotráfico.
Las autoridades generalmente notifican a las familias una semana antes de la ejecución. Durante ese tiempo, los condenados tienen permitido recibir visitas, pero en cubículos separados de sus familiares por un vidrio. No está permitido ningún contacto físico, según esta asociación. En las fotos, los prisioneros pueden posar como quieran y usar prendas que tengan un significado para la familia.
“Creo que las fotos son como una carta de amor“, explicó Kokila Annamalai, activista de CJT. Grupos de defensa de los derechos humanos, como Amnistía Internacional piden desde hace tiempo a Singapur que cese con la aplicación de la pena capital, pero el gobierno insiste en que es una forma de disuasión.
Tangaraju Suppiah, un ciudadano de Singapur de 46 años, fue colgado en abril por intentar contrabandear un kilo de marihuana. “Lloro todas las noches y cada noche que pasa pienso en él”, contó a AFP su hermana, Leelavathy Suppiah. Al principio Tangaraju no quiso tomarse la foto, pero su familia lo convenció.
Publicado por:NOTICIAS DE YUCATÁN
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